La mayoría del alumnado con autismo se ha adaptado a la “nueva normalidad”
La Confederación Autismo España ha publicado un estudio sobre cómo ha influido la vuelta al aula en el bienestar emocional del alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) tras el periodo de confinamiento. Entre las principales conclusiones se destaca que el regreso al colegio de forma presencial repercutió de forma positiva en el bienestar emocional de estudiantes de educación primaria mientras que la semipresencialidad y la disminución de estudiantes por grupo beneficiaron especialmente a una parte del alumnado de secundaria. De este informe también se desprende que un porcentaje elevado tuvo síntomas de malestar emocional tras la interrupción de las clases presenciales o se le agravaron algunas manifestaciones previas.
"Para los y las estudiantes con TEA adaptarse a la "nueva normalidad" supuso un esfuerzo adicional, ya que las dificultades para flexibilizar patrones de comportamiento y de pensamiento que caracterizan esta condición, hacen que con frecuencia les resulte complejo adaptarse a los cambios en su entorno y en su día a día", se explica en la nota de prensa de Autismo España.
En cuanto a las principales conclusiones del estudio, la Confederación destaca:
Consecuencias psicológicas de la vuelta a las clases presenciales:
- En términos generales, las familias de niños y niñas que cursaban educación primaria durante el curso 2020-2021 expresaron que la vuelta a la educación presencial había repercutido positivamente en la regulación emocional de sus hijos e hijas, sus interacciones sociales y su estado anímico (disminución de la tristeza, aumento de actividad…). “La falta de la rutina y de la escuela fue un tema, a nivel emocional, súper importante que los dejó muy vulnerables”, asegura una de las personas encuestadas, madre de una persona con TEA. “La falta de las rutinas también fue muy grave y nos dimos cuenta de la importancia que tienen el colegio y todos los espacios de socialización para nuestros hijos, al menos en mi caso es, fue clarísimo, para su autorregulación”, afirma otra madre.
- En opinión de las voces profesionales, la combinación entre las clases presenciales y semipresenciales del curso 2020-2021 en el segundo ciclo de ESO y la reducción en el número de estudiantes por grupo benefició especialmente al alumnado con TEA.
- Un 30% de las familias consultadas indicaron que sus hijos habían experimentado síntomas de malestar psicológico o emocional que no habían presentado anteriormente, o bien que estos habían aumentado con la vuelta a las aulas.
- De forma global, las familias informaron de que las dificultades que más se habían exacerbado tenían que ver con aspectos conductuales, sociales y emocionales. Se señalaron, entre otras, mayores dificultades para manejar las interacciones sociales que antes del confinamiento, mayor irritabilidad e inflexibilidad o un uso excesivo de la tecnología.
Necesidades de apoyo relacionadas con el bienestar emocional durante la pandemia
- El 55% de las familias participantes asegura que sus hijos e hijas no han necesitado nuevos apoyos o intervenciones específicas para paliar los síntomas de malestar que pudieron derivarse de los cambios experimentados en su educación (interrupción de clases presenciales y retorno posterior con medidas específicas de prevención).
- De las familias que reconocieron haber requerido nuevos apoyos e intervenciones, un 14% refirió que sus hijos/as habían necesitado un aumento de los apoyos psiquiátricos previos a la pandemia, y un 10% que habían intensificado los apoyos psicosociales que recibían antes del confinamiento.
La adaptación a la “nueva normalidad” escolar
- La mayor parte del alumnado en el espectro del autismo (51%) se ha adaptado favorablemente a las medidas sanitarias impuestas en los centros educativos y no ha experimentado malestar emocional y/o psicológico en la “nueva normalidad” académica, según los familiares que han participado en este estudio. No obstante, un 38% de la muestra sí señala que sus hijos/as han experimentado algún tipo de malestar, fundamentalmente relacionado con el cambio de rutinas tanto personales como en el centro educativo (sobre todo, el cese o la disminución de las actividades extraescolares). "Estos niños han demostrado que van a tirar para adelante, que son resilientes y que pueden con todo. Y que una pandemia no ha podido con ellos, y podía haber podido. Con los cambios de rutina, con los cambios de todo, con los horarios, con todo y no ha podido. Y han seguido para adelante, y se han vuelto a adaptar, porque ¡es que tela marinera! A la mascarilla, al gel, a rutinas nuevas”, asegura la madre de una persona con TEA.
Facilitadores y barreras en la adaptación al contexto escolar tras la pandemia
- La mayoría de las familias expresan que sus hijos e hijas han recibido apoyos en el entorno académico para facilitar la vuelta a las aulas, lo que ha favorecido su bienestar en la reincorporación a la vida escolar presencial.
- No obstante, la mitad de las familias vieron disminuidos o interrumpidos los servicios de apoyo habituales que recibían (de tipo médico, social, psicológico y psiquiátrico) tras el confinamiento, fundamentalmente por las restricciones asociadas a la crisis sanitaria. “El sistema sanitario, en general, no ha sido nada sensible a nuestros chicos, absolutamente nada”, afirma la madre de una persona con autismo.
El informe está disponible aquí.